La sobreexposición a los rayos solares, especialmente en los meses de verano, puede causarnos diversos problemas de salud como envejecimiento prematuro de la piel, aparición de manchas y arrugas, enrojecimiento de ojos, cataratas o incluso cáncer de piel. Sin embargo, los rayos solares son nuestro aliado imprescindible para sintetizar vitamina D, debido a que esta se encuentra de forma natural en pocos alimentos.
Los trastornos más conocidos provocados por el déficit de vitamina D son el raquitismo en niños y la osteoporosis en adultos, dicha vitamina es de gran importancia para ayudar al cuerpo a absorber el calcio. Cabe destacar, que la falta de vitamina D también se asocia con fatiga, dolores musculares, cansancio, depresión y un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares o diabetes.
En 2017, un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia publicó un estudio en la revista Science of the Total Environment en el que estimaban el tiempo preciso de exposición al sol para obtener las dosis recomendadas de vitamina D. Según los autores, en invierno se necesitan unos 150 minutos, mientras que entre abril y junio bastaría exponer 20 % de la piel durante diez minutos. Se trata de valores aproximados, ya que el tiempo necesario varía en función de factores como nuestro tipo de piel o la latitud a la que nos encontremos.
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