El glaucoma se trata de un grupo de enfermedades que provocan una degeneración del nervio óptico, el cual está compuesto por más de un millón de fibras nerviosas pequeñas, su función es la de enviar las señales de luz captadas por nuestros ojos al cerebro, en forma de impulsos nerviosos, que, en definitiva, es la razón por la que podemos ver. Es por ello que la enfermedad en sus últimas etapas de desarrollo puede llegar a provocar una ceguera total en quien la padece.
El glaucoma no presenta síntomas en sus etapas tempranas. De hecho, la mitad de las personas que sufren de esta patología no saben que están afectados por ella. Cabe destacar, que existen diferentes tipos de glaucoma, no obstante en todos los casos la enfermedad se desarrolla de la misma manera: cuando se produce una acumulación de fluido en la parte delantera del ojo, aumentando la presión en el mismo y dañando el nervio óptico.
Este fluido es el llamado humor acuoso, el cual un ojo sano produce de manera constante y normal. Esta cantidad de fluido es uniforme debido a existe otro área en el órgano llamada ángulo de drenaje, que es la encargada de eliminar el humor acuoso en exceso y mantener constante la presión intraocular. El problema se produce cuando este ángulo de drenaje no está funcionando adecuadamente, y el fluido se acumula provocando la muerte progresiva de las fibras nerviosas del nervio óptico. Cuando estas fibras nerviosas mueren, se desarrollan puntos ciegos en la visión y con el pasar del tiempo la perdida completa de esta.
Fuente: https://www.nationalgeographic.com.es
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