En 2017 los investigadores Iñigo San Millán, de la Universidad de Colorado Springs, y George Brooks, de la Universidad de Berkeley, publicaron la hipótesis de que el lactato jugaba un papel muy importante en el desarrollo del cáncer. De hecho, declararon que el lactato era el único componente metabólico presente y necesario en todas las etapas del cáncer. En su hipótesis, los científicos explicaron el efecto Warburg por primera vez, el cual asociaba exceso de lactato en el cuerpo con cáncer.
San Millán y Brooks, siguieron trabajando en su línea y lograron demostrar su hipótesis asegurando que el lactato que se acumula activa los principales genes mutados involucrados en el crecimiento y proliferación del cáncer, es decir, si esos genes mutados no estaban expuestos al lactato, tienen dificultad para producir cáncer.
Cabe destacar, que hace unos años el premio Nobel se lo dieron a tres investigadores por su trabajo en el factor de transcripción HIF-1, el cual cuando está mutado es elemento fundamental en el desarrollo de muchos cánceres, pero no estaban seguros de quien era el responsable de activar la producción del HIF-1 en cáncer. Sin embargo, San Millán y Brooks, en su investigación descubrieron que el lactato regula directamente la expresión de HIF-1 entre 290-480%.
Los resultados del nuevo estudio han sido recientemente publicados en la revista Frontiers in Oncology. En esta investigación los científicos expusieron células de mama humanas cancerosas a glucosa, y se produjo lactato. Ahora, San Millán y su equipo están reproduciendo este estudio en otros cánceres como el de pulmón de células pequeñas y el de pulmón no microcítico. Están encontrando resultados similares al de mama.
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