Hace un año el mundo sufría los primeros golpes del SARS-CoV-2, comenzaba un periodo de profundas transformaciones sociales y gran parte de la población se vinculaba por primera vez con la comunicación virtual como herramienta de trabajo, respuesta innovadora para sostener la productividad. Las reuniones vía Microsoft Teams, Google Meet y Zoom son cada vez más habituales y sus consecuencias también: cansancio, estrés, ansiedad, baja autoestima, dolores de cabeza y molestias musculares; desgaste que se conoce como “fatiga de Zoom”. Expertos aseguran que el coronavirus solo aceleró la instalación del teletrabajo, el inconveniente es que la adaptación tuvo sentido de urgencia y algunos aspectos, al parecer, no fueron considerados.
El estudio de la Universidad de Stanford identifica cuatro causas de la “fatiga de Zoom”: excesiva exposición a otras personas en primer plano, aumento de los esfuerzos por interpretar y hacernos entender, intentar mostrarse concentrado cuando no se está y verse constantemente a sí mismo. Para atenuar el cansancio, se propone no tener la aplicación en pantalla completa, reducir el tamaño de la ventana, esconder la imagen sin que el resto nos deje de ver, usar un teclado externo, apagar la cámara periódicamente si no se está interviniendo, evitar reuniones innecesarias y seguidas y darse pequeños intervalos fuera del área de trabajo. En ocasiones se debe optar por otras vías de comunicación como correos electrónicos, mensajes vía chat o llamadas telefónicas breves.
Fuente: www.savalnet.cl
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